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lunes, 23 de julio de 2012

Perfil del Seguidor: Entrega

Lectura: Lucas 9:23
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”

La palabra seguidor significa: “quien sigue a una persona o cosa”. Su raíz viene de la palabra seguir que tiene varias acepciones; una de ellas dice: “Observar algo con atención. Estar atento a ello”. En ambas definiciones se sugiere la vinculación de algo o alguien que se convierte en un modelo, que marca la pauta. Guía a quien ha decidido seguirle.
Cristo, hablando a sus discípulos, plantea tres cosas que todo creyente debe hacer para asumir el nuevo rol de seguidor. La primera es negarse a sí mismo. Este concepto, de manera general, se puede tornar aéreo, carente de sentido, o con ausencia de practicidad. Porque ¿Cómo una persona logra negarse a sí mismo? ¿A qué tiene que negarse? ¿En qué consiste dicha negación?
Estas tres preguntas son base para estudios profundos. Sin embargo, existe una realidad que marca la pauta de esta primera tarea. Quien desee seguir a Cristo debe negarse a sí mismo, y esto significa superponer a Dios sobre cualquier cosa en nuestras vidas. Dar el primer lugar a Dios.
Negarse a sí mismo implica la abstracción de la persona para dar paso a la esencia de Dios. Esto se logra cuando nuestras vidas giran en torno a Cristo.
Cuando ya no somos nosotros, sino Cristo en nosotros. Nuestras decisiones no están sujetas a nuestro beneficio sino a cómo lograr hacer la voluntad de Dios. Negarse a sí mismo es anteponer el deseo personal por el deseo de Cristo.
Cristo nos pide que cedamos nuestro espacio para que Él lo tome y se posesione de él. Somos suyos, le pertenecemos; a tal punto que puede disponer de nosotros.


Josías Ortiz González

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