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jueves, 12 de julio de 2012

Dejémosle entrar


Lectura: Salmo 23
“Confortará mi alma”

Dos elementos importantes se tratan en los primeros dos versículos del Salmo 23; primero: David reconoce que tiene necesidades que serán suplidas cuando Jehová sea su pastor; segundo: Jehová es quien nos ha de llevar a lugar de delicados pastos para poder descansar y a aguas de reposo para poder ser pastoreados. El tercer elemento alude a que, el proceso de relación, inicia confortando nuestra alma.

Los pastores tienen un trabajo de tiempo completo. Van desde muy temprano al redil; dirigiendo las ovejas a pastos adecuados, que coincidan aguas calmas. Sin embargo, el trayecto hacia esos lugares puede traer fatigas.

Es por esto que cada pastor, luego de llegar a estos lugares, comienza a confortar a sus ovejas.  Este proceso consiste en el chequeo veterinario de las ovejas, y en caso de haber identificado un problema, sanar esa herida o molestia. Lo interesante es que David, conociendo este proceso, y admitiendo su necesidad, anhela que Dios haga en él un chequeo del alma.

Cuántas cosas ha guardado nuestra alma. Cosas que sabemos que están ahí pero no le hemos contado a nadie. Que necesitan ser confortadas; saneadas por El. Heridas del alma, aquellas que están escondidas; donde nadie puede entrar.

Es posible que estas heridas hayan sido generadas por una relación fallida, quizás por algún evento desagradable o quizás por asuntos no resueltos en nuestras vidas. La lista puede continuar, sin embargo, tengo noticias. Dios, sí puede y quiere, entrar a confortar esas áreas de nuestra alma, que necesitan el toque agradable de nuestro Señor. Si le permitimos que entre, chequé dentro de nosotros y conforte  nuestra alma

Es un paso de fe; que determinará nuestra curación por aquel que quiere pastorearnos.



Josías Ortiz González

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