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miércoles, 4 de julio de 2012

Espíritu Santo: Poder

Lectura: Hechos 1
“…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo...”

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, y entre Sus funciones está la de consolar, pero también la de impartir poder. Que es dado a raíz de Su posicionamiento en nuestras vidas.
Hablar de poder, entre los seres humanos, no necesariamente representa algo bueno. Él da pie al sentimiento de superioridad. La historia es testigo de casos atroces a la humanidad por personas que han manejado el poder; provocando daños irreparables. De los cuales aún hoy se cuenta de tales desgracias.
El poder del que se habla en el libro de Hechos es distinto. Con él se genera cambio. Se evidencia la presencia de Dios. Teniendo como objetivo capacitar a quien lo posee, para ser testigo.
Un testigo es quien presencia un evento, y valida la veracidad de este. En otras palabras, el poder que recibimos del Espíritu Santo es para hacer tangible y dar fe del cambio que hemos hecho en Cristo Jesús.
Ahora, esto no se limita a solo ser testigos, sino a esparcir el testimonio de Cristo. Por esta razón Hechos 1 dice que serían testigos en Jerusalén, toda Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.
El poder impartido por el Espíritu Santo, no es para ostentación, ni para oprimir. Es para edificar a través de dar a conocer el cambio que Jesús ha hecho en nosotros. Como testigos tenemos la responsabilidad de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y ¿Cuál es esta verdad? Que Cristo vino a la tierra, entregó Su vida por la humanidad, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Somos evidencia… somos testigos.


Josías Ortiz González

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