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viernes, 27 de septiembre de 2013

PALABRA DE DIOS

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
 Hebreos 4:12


Para entender la grandeza de la Palabra de Dios hay que partir de dos principios básicos: Es viva y eficaz. El primero denota su capacidad de ser, existir y accionar, mientras que el segundo alude a la manera en que puede cambiar corazones.

El autor del libro de Hebreos explica que la viveza y eficacia de la Palabra de Dios llega a los lugares más recónditos del alma hasta lograr un nuevo rumbo en la vida de la persona. De hecho, en ella se encuentran verdades únicas que llegan discernir aún los pensamientos e intenciones del corazón.

Pero lo más importante es que cuenta una historia de amor. Aquella en la que un Dios se desprende de toda Su grandeza y poderío para rescatar a una humanidad perdida en sus delitos y pecados. En ella se registrar cómo por amor la divinidad se hizo hombre y habitó entre nosotros para luego entregar su vida por la salvación de muchos.

Es por esta razón que tal libro es digno de nuestra atención, no por nuestra relevancia; sino, porque a través de él se logra entender la magnitud de ese amor; lo que conllevó esa entrega y el valor de su muerte por cada uno de nosotros.

De manera que la Biblia no es un mero libro filosófico para la convivencia humana, sino que es la Palabra de Dios. El pensamiento del Todopoderoso resumido en párrafos para el alma y el espíritu que solo dicen: TE AMO.


Josías Ortiz González

miércoles, 6 de marzo de 2013

Aferrado a Cristo

“…tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”

Hebreos 6:18 


El 5 de Marzo del 2013 marca un hito en la historia mundial y, más específicamente, en Latinoamérica. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, cede ante un cáncer que culmina su vida.

El 18 de febrero, escribió en su cuenta de twitter: “Sigo aferrado a Cristo y confiado en mis médicos y enfermeras. Hasta la victoria siempre!! Viviremos y venceremos!!!” 

Dando a entender que en su vida hubo un encuentro con Cristo. No puedo asegurar que sostenía una relación con Dios; ahora, no es menos cierto que al utilizar el término aferrado sugiere que hubo un espacio de esperanza. Una en la que Cristo pudiera revertir el destino sentenciado por la enfermedad que adquirió.
El resultado no fue el que esperábamos, sin embargo lo relevante de esto no es el desenlace, que nos sorprendió a todos; sino que, aún cuando el pronóstico fue adverso, Jesús se convirtió en su fuente de esperanza. 

La muerte es una realidad ineludible en los seres humanos. Sin embargo, no es lo mismo vivir esta realidad aferrado a Cristo. Ya que se asume la voluntad de Dios como buena y válida, más allá del final de la historia.
Aferrarse a Cristo significa pasar al plano de la fe. En donde Él tiene la capacidad de disponer de ella en el momento que decida. Sabiendo que en Sus manos estamos seguros. 

La pregunta que surge es ¿A quién te aferras? ¿Sobre quién has puesto tu esperanza? 

Te invito a que la pongas en Cristo, en el cual hay seguridad de que si nos aferramos, en esta vida o la siguiente, estaremos apegados a una esperanza de vida eterna. 





Josías Ortiz González