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viernes, 17 de junio de 2011

No dejes de creer

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen…
Génesis 1:26



Querida amiga de mí esposa…
La vida es uno de los regalos más hermosos que tenemos de parte de Dios. Puso de Él en nosotros, nos dio la oportunidad de experimentar, vivir, sentir; ser parte de la historia de un mundo que fue creado por el mayor y mejor arquitecto que haya existido.

Tomando en cuenta cada detalle y forma de vida que existe en el planeta. Científicos explican cómo existen diferentes sistemas, en diferentes galaxias, que tienen múltiples estrellas y planetas incontables, sin embargo, hasta donde se conoce, dentro de todo este universo, lleno de preguntas y espacios por descubrir, existe un lugar único que agrupa un conjunto de delimitaciones que llamamos países y dentro de ellos un grupo  de seres que llamamos humanos, de los cuales formamos parte
Aunque existen distintas teorías respecto del tiempo que tiene el universo, nadie sabe con exactitud el tiempo que tiene de creado, pero al parecer ya tiene bastante tiempo. Y lo interesante de todo este recorrido entre galaxias y tiempos, es que hubo un momento en que el Creador dice: Hagamos al hombre… Creemos vida humana…

Te has puesto a pensar en lo grande de este enunciado. Dios mismo, dentro de toda una gama de posibilidades, decidió decir “Hagamos…”. Algunos especialistas pudieran empezar a explicar lo que significa esta palabra en el original y detallar que es una superpalabra que significa algo increíble, dando a entender que ellos encontraron la fuente del conocimiento al determinar qué significa y bajo qué contexto se utiliza la misma.
Sin embargo, no me quiero enfocar en los significados o contextos en este momento, sino que quiero resaltar la decisión de Dios de Hacer algo, y ese algo fue un ser que marcaría a Dios desde ese momento a la eternidad.

Fue algo que se diferenciaba de cualquier otra cosa que Él haya creado y esta unicidad merecía que tuviera Su esencia, merecía que tuviera Su aliento.

Ahora, para qué todo esto, es para dejarte ver que si ese Dios de quien hablamos tuvo la valentía de permitirte estar en este mundo, dentro de toda la gama de posibilidades que tenía, dentro de todos los planetas que había creado, sistemas solares, galaxias, etc.; ese Dios creador, un día “x” del mes “x” del año “x” dijo tu nombre y hubo vida.
Una vida que trae consigo la esencia de Dios, lo que determina Su existencia, tienes en tu vida el aliento de Dios.

Por lo tanto, si tienes de Él en ti, entiendo que es por dos razones primarias, primero porque formas parte de su más grande proyecto conocido, la Creación, y segundo porque Él entendió que la tierra sin ti no estaría completa. Él se detuvo y miró a través del pasado, presente y futuro de la humanidad y entendió que para que todo tuviera sentido una persona como tú tenía que formar parte de este gran proyecto.
Dios entendió que tú hacías falta en la historia del mundo.

Es por esto que, si aún estas aquí es porque Él entiende que debes formar parte de este mundo, por lo tanto, formar parte de todo el engranaje que hace funcionar este universo, en otras palabras, sin tu presencia aquí, el mundo carecería de sentido. De manera que, aún te quedan cosas por hacer y desarrollar.

En ese sentido, no pierdas la esperanza, no pierdas la fe; que todavía Dios no ha terminado contigo. Él tiene un plan que sobrepasa nuestro entendimiento, y ha sido muy cuidadoso de no develarlo porque no lo entenderíamos y nos haría mucho daño. Es por esto, que solo nos muestra algunas cosas y de estas las que podemos manejar, las que podemos entender.
Por lo tanto, no dejes de creer porque hay algo en ti que le importa a Él. No dejes de creer porque la vida es un regalo de Dios para ti, completo, lleno de cosas; con momentos de alegría y momentos de tristeza. Cada uno de ellos con un propósito específico que nos acerca más a nuestro Creador.

No dejes de creer porque en Él está la respuesta. Y esta respuesta no neceseariamente es la que estamos esperando sino la que necesitamos y la que nos hará bien.

No dejes de creer… porque todavía Él cree en ti.

Atentamente,

El esposo de tu amiga