Páginas

viernes, 24 de julio de 2009

RECORDAR ES VIVIR...



Recordar es vivir...
Realmente desconozco quién es el autor o autora de esta frase, asumo que hubo un momento en que hizo una retrospección y llegó a la conclusión de que el tiempo había pasado; quizás se vio a sí mismo de donde salió y hasta donde ha podido llegar, o quizás pudo reencontrarse con una memoria satisfactoria de su vida. Para ser honesto las posibilidades pueden ser infinitas; sin embargo, lo cierto es que esta frase encierra una gran verdad.

La vida es un conjunto de historias entrelazadas; momentos que han forjado nuestra forma de ser, encuentros esperados como inesperados que marcan nuestro diario vivir, de manera que aún pasen los años, miramos hacia atrás y una sonrisa se plasma a nuestro rostro indicando que no todo ha sido en vano. Recordándonos que aun habiendo momentos de tristeza, soledad y penumbra, también hubo satisfacciones, risas y júbilo en nuestras vidas. Al mismo tiempo que atesoramos esos recuerdos, nos hace ver la fragilidad y sencillez de la vida, cómo todo pasa. Y hace que valoremos aquello que tenemos; nos hace ver que cada minuto cuenta y es importante.

Por tanto, que hermoso es hacer memoria de aquellas cosas que nos han hecho lo que somos hoy. Qué hermoso es pasar balance y tener un saldo emocional positivo; que bueno es encontrarse con aquellos seres queridos que marcaron nuestras vidas de manera que hayan dejado con tinta indeleble sus nombres grabados en nuestros corazones. En un lugar recóndito en donde nadie puede llegar, aquel lugar en donde solo estas tú y los recuerdos del ayer. Un ayer que no volverá, pero que es dulce a nuestro paladar, teniendo como consecuencia aquella frase tan hermosa que encierra algo vital para cada uno de nosotros… recordar es vivir

domingo, 15 de marzo de 2009

Él sigue en control


Mateo 10: 26-33

A principios de los noventa salí con mis amigos a jugar baloncesto. Las calles, en ese entonces, eran poco transitadas e íbamos jugando en el camino con la pelota, pasándola de uno a otro mientras caminábamos. De repente todo se apagó.

Cuando abrí los ojos, estaba en los brazos de mi amigo Arturo, y un líquido espeso, corría por mi rostro; aún no entendía que estaba pasando, solamente le escuchaba decir: "No te preocupes… todo va a salir bien".


Había sido atropellado por un vehículo.

Mi padre en ese momento estaba de viaje y ese mismo día regresaba; en ese tiempo, la comunicación no era tan accesible como ahora, y por tanto, no se enteró de nada. Al él llegar y ver este escenario, recuerdo de forma tan vívida, que con su calma característica, se nos acerca a mi madre y a mí: "Dios está en el mismo lugar".

Les confieso que no entendía en ese momento, por qué él decía eso; sin embargo, en nuestra familia nos apropiamos de ese principio y hacemos memoria de que Dios sigue estando en el mismo lugar, entendiendo que Él tiene el control de toda situación.

Puede ser que en nuestras vidas, estemos pasando por momentos de dificultad y confusión, sin embargo, de la misma manera que mi padre aquel día nos dijo, ahora yo te extiendo el mismo principio, al enunciar Dios está en el mismo lugar, no temas, Él tiene la respuesta.


"Aún cada hebra de cabello de nuestra cabeza está contada por Él"