“Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”
El tercer elemento que determina
el perfil del seguidor de Cristo es seguirle. Los dos primeros, negarse a sí mismo
y tomar su cruz, implican un condicionamiento en la manera en que la persona
piensa y es. Mientras que el tercero (sígame)
es llevar a la ejecución las dos anteriores. Ya
que todo inicia con el deseo de ir en pos de Cristo.
Ahora, asumir el compromiso de
algo es atenerse a las consecuencias del mismo. Darse cuenta de que
independientemente de la condición, favorable o desfavorable, la decisión de
seguirle determina el accionar de quien emprende la jornada.
Es entender que habrá momentos en
donde la cruz se tornará pesada, y que negarse a sí mismo no será tarea fácil.
Alentando el deseo de dejarlo todo. Sin embargo, la diferencia estará en el
nivel de compromiso que se haya asumido, y la perseverancia que se tenga en
mantenerlo.
Todo esto por una sencilla razón:
La esperanza de glorificación en Él.
Quien decida ir en pos de Cristo,
tiene la promesa de que un día, Dios mismo dirá “Consumado es”. Significando
nuestra victoria. Dando a entender que la negación a nosotros mismos y la cruz
que cargábamos ha pasado. Solo nos queda la glorificación.
Pablo dice en la carta a los
Tesalonicenses que Jesús mismo, un día elevará Su voz de mando, de arcángel y adjunto de
trompeta; descenderá del cielo. Marcando el inicio de nuestra
glorificación en Él.
Asumir el compromiso es tener la
esperanza de que seremos glorificados. Y que todos estos sacrificios valdrán la
pena.
Sigámosle
Josías Ortiz González
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