“Porque en el Evangelio la
justicia de Dios se revala por fe…”
Fue el 31 de Octubre de 1517 en
Wittenberg, Alemania, cuando fundamentado en las Escrituras, Martín Lutero
expuso sus 95 tesis. Este movimiento fulo que se llamó la Reforma Protestante.
Cuenta la historia que Lutero lo basó todo en Romanos 1:17. Cuando fragmentamos
este pasaje vemos que existe una justicia que es revelada por Dios, pero que se
necesita fe para hacerla visible.
Lutero había entendido que no hay
nada en la tierra que como ser humano se pueda hacer para alcanzar la salvación
del alma.
Los religiosos del primer siglo
querían imponer acciones humanas para que las personas alcancen la salvación.
Sin embargo, Pablo demuestra, a través de sus argumentos, que para ser
justificados por Dios solo necesitamos tener fe, lo cual se traduce en que solamente
tenemos que creer.
¿Qué sería en este caso
justificación? De acuerdo con el diccionario es “probanza que se hace de la
inocencia o bondad de una persona, de un acto o de una cosa”. Cuando somos
justificados somos eximidos de algo determinado. ¿Qué sería entonces de lo que estamos
siendo exentos? De acuerdo con la Biblia, del pecado, ¿Pero qué sería el
pecado? es el acto de desobedecer a Dios. No hacer lo que Él plantea en Su
Palabra.
Cristo vino a la tierra para
justificarnos, vino a saldar nuestra deuda para que así logremos obtener la
salvación. En resumidas cuentas, no existen un conjunto de requisitos o cuotas
a llenar para que Cristo viva en nuestros corazones y seamos salvos, lo único
que Dios pide es que creamos.
Josías Ortiz González
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