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viernes, 24 de agosto de 2012

Jesús dijo: Amarás al Señor

Lectura: Mateo 22:34-37

“…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.”
Jesús era una persona controversial, en Su época. Hizo que un esquema, basado en tradiciones y costumbres  de años, fuese cuestionado y confrontado con la verdad. En aquel tiempo existían dos grandes grupos religiosos, Fariseos y Saduceos; cada uno con sus respectivas doctrinas.
Traían a Jesús casos y situaciones difíciles para que emitiera un juicio de valor y, en función de Su respuesta, determinar qué tan cercano o distante estaba de lo planteado en la ley.
En este caso luego de haberles respondido, de manera magistral a lo saduceos, los fariseos intentaron hacer de las suyas, y le preguntaron acerca de cuál es el gran mandamiento. Jesús le responde, el gran mandamiento es  “Amar al Señor de todo corazón, alma y mente.”
¿Qué quería decir Jesús con esto?
Que el primer enfoque del amor está fijado en Dios. Él debe ser el origen de nuestro amor. Si re-direccionamos nuestro amor hacia otra cosa o persona, entonces no estamos cumpliendo con el mandamiento divino. Y esto se refleja en nuestra decisión de obedecer Su Palabra.
Es por esto que va en tres niveles. Primero con el corazón, es decir nuestros sentimientos; luego nuestra alma, que representa nuestra voluntad, y por último con la mente, haciendo referencia a nuestro raciocinio. En otras palabras, amar a Dios no es algo solo de sentimientos o de voluntad, sino de convicción en la grandeza de Dios.
Dios nos ama y la manera de devolverle este amor es obedeciéndole. Sintiéndolo, habiendo tomado la decisión pero sobre la base de un convencimiento de la grandeza y el amor de Dios para con nosotros.
Josías Ortiz González


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