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viernes, 24 de agosto de 2012

Jesús dijo: Amarás a tu prójimo

Lectura: Mateo 12:24-33
“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”

Jesús sabía qué decir, y cuándo decirlo. Tenía una capacidad única para dar la respuesta adecuada en el momento preciso. Ante un cuestionamiento de los Fariseos sobre prioridad entre los mandamientos; Jesús les responde que en primer lugar se debe amar a Dios con todo el corazón, el ama y mente. Y en segundo lugar dice que tenemos que amar a nuestro prójimo.
En este enunciado hay que partir de un principio importante. El amor hacia el prójimo es una consecuencia del amor propio. Cristo nos está invitando a que primero nos amemos y luego amemos al prójimo. Pero al mismo tiempo nos hace ver la importancia del prójimo. En otras palabras, Jesús nos está igualando en amor.
Todos somos iguales, nadie es superior a nadie; y al mismo tiempo, todos somos valiosos e importantes. Nuestro cuidado personal debe ser un reflejo del cuidado a los demás.
¿Qué significa esto? Que cada uno de nosotros debe procurar el bienestar del otro. Velando por la seguridad e integridad de los demás, como si fuera la propia. En otras palabras, tenemos que hacer cosas que convengan a los demás. Tender la mano amiga y estar disponible para asistir en cualquier necesidad.
Ahora, ¿qué es lo más valioso en la vida?  La respuesta: Conocer a Cristo.  Aceptarle como Salvador. Más allá de ofrecer seguridad e integridad a los demás, debemos procurar que sus vidas estén seguras con Cristo en Dios. Velar porque todos lleguen al arrepentimiento. Esta es la mejor muestra de amor que podamos brindar. Reunir a todos nuestros semejantes en Cristo.
Amemos a nuestro prójimo, brindémosle a Cristo.



Josías Ortiz González

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