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jueves, 7 de junio de 2012

Voluntad de Dios Individual: Parte III

Lectura: Hechos 1:8
“… y me seréis testigos”
Nuestro rol dentro del marco de la voluntad expresa e individual de Dios es predicar. Nuestra encomienda es canalizar la reunión de lo que está en el cielo y en la tierra en Cristo. Somos llamados a ser testigos.
Un testigo tiene la función de dar fe de un acontecimiento. Es quien, según el diccionario de la Real Academia Española, presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de algo. Existen dos elementos que determinan la esencia del testigo: Ha presenciado y tiene el conocimiento.
Dios nos ha dado la oportunidad de experimentar la salvación, y de conocer a Jesús a través de ella. Nuestras vidas cambiaron con el fin de ser parte del reino de los cielos y de esparcir la semilla del evangelio. Jesús nos ha hecho Sus testigos.
No somos salvos para conquistar, o arrebatar, o ser reyes ni reinas, o para declarar nada. Fuimos llamados a vincular la humanidad a Cristo, y con Él, reunir todas las cosas; las que están en los cielos y en la tierra.
Es cierto que existen voces que anuncian que tenemos que posicionarnos, y empezar a declarar que el mundo esté a nuestros pies, porque somos “Reyes y Sacerdotes”. Sin embargo, no existe ningún tipo de referencia bíblica que soporte este “super humano” que tiene a su disposición a Dios para satisfacer sus caprichos.
Dios nos llama a ser mansos y humildes de corazón. Nos invita a amar a nuestro prójimo. Pablo dice: sed imitadores de mí como yo de Cristo. Lo que significa que si seguimos lo que Él plantea, tenemos que estar dispuestos a dar nuestra vida por la salvación de un alma.
Cristo vino  a salvar  lo que se había perdido


Josías Ortiz González

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