Páginas

martes, 19 de junio de 2012

Salvación: Amor

Lectura: Juan 3:16-18
“…sino para que el mundo sea salvo por él”

Cristo viene a la tierra con una sola misión: Salvar a la humanidad. No vino a buscar fama, llenar estadios o imponer modas. Su razón de ser fue entregarse por un mundo cuyo destino era la muerte.
Jesús se sacrificó por la humanidad. Accedió a permitir ser lacerado, humillado y torturado. El profeta Isaías dice: Molido por nuestros pecados, en otras palabras, fue maltratado y abusado por cada uno de nosotros.
La pregunta que puede surgir es ¿Por qué? ¿Qué hace que Dios entregue a un Hijo, y que este obedezca a Su Padre de manera voluntaria? En una sola palabra, Amor.
Todo esto es motorizado y canalizado porque Dios nos amó. ¿Y por qué nos ama? Porque somos Su creación, y compartimos con Él algo que nada en la creación puede compartir.
Al analizar el proceso creativo vemos que Dios el día seis varía el ritmo, y empieza diciendo: “Hagamos” que sugiere crear de la nada, mientras que las demás criaturas vivientes fueron creadas según su género,  nosotros fuimos hechos según un género celestial;  somos semejanza de Dios.
Él nos ama porque tenemos Su naturaleza, Su esencia en un soplo. Dios no está amando algo que es ajeno a Él, todo lo contrario, al compartir Su esencia con nosotros, nos ha simpatizado consigo mismo. En otras palabras creó un vínculo distinto a los demás.  Sin embargo el pecado lo trastornó todo y lo que una vez compartimos con Él, a plenitud,  se disipó y solo una muestra de amor podía restaurarlo.
Cristo se entregó por amor para generar la salvación haciendo que valga la pena todo el dolor y el pesar que Cristo padeció.
Cuán grande es el amor de Dios.


Josías Ortiz González

No hay comentarios:

Publicar un comentario