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lunes, 24 de septiembre de 2012

Parabolas: “La Oveja Perdida”


Lectura: Juan 15: 1-7
“…Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. ”


Gran parte del ministerio de Jesús consistía en enseñar las verdades del Reino de los Cielos. Se auxiliaba de las parábolas, que son narrativas breves que utilizan analogías que dejan una enseñanza. Las utilizaba para simplificar el mensaje, de manera que quien escuchara pudiera entender.

El capítulo 15 del Evangelio de Lucas registra tres parábolas enfocadas al valor de la vida para Dios.  Esto a raíz de los comentarios hechos por los fariseos y escribas de que Jesús se acercaba a los publicanos y pecadores para oirles. Pero ¿Por qué lo hacía? Porque Él vino a rescatar lo que se había perdido.

En esta parabola Jesús los confronta diciendo: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”

Cristo los está enfocando, no desde la perspectiva de la oveja, sino del pastor. Llevandolos a valorar la vida del pecador en función de una inversion hecha.

En otras palabras, les está diciendo que en cada vida humana hay intereses de Dios. Que no quiere perder. Y está dispuesto a dejar solas 99 seguras e ir a rescatar aquella única extraviada. Por lo que el costo que implica perderla, es mayor que ir a buscarla, curar sus heridas y traerla de vuelta al redil.

Para Dios, una vida perdida es incalculable. Representa la invalidez del sacrificio de Jesucristo por la humanidad. Por lo tanto, cada uno de nosotros es valioso para Él. Somos Su tesoro más preciado, tanto que estuvo dispuesto a dar Su vida en la cruz para que nosotros vivamos.
Él nos ama.





Josías Ortiz González

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