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lunes, 17 de septiembre de 2012

Conversando con Jesús: Parte I



Lectura: Juan 4:5-10
“Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.”

De todos los encuentros personales que tuvo Jesús, la conversación que tuvo con la samaritana es una de las más emblemáticas.

Dos pueblos, que históricamente estaban divididos, se logran vincular en una sencilla interacción cuyo tópico principal era el agua. El elemento de mayor proporción e importancia en la naturaleza. Indispensable para el sostenimiento de la vida.

En este encuentro se pasa de, la necesidad física de Cristo, a la espiritual de ella. Desembocando en la influencia de toda una ciudad. Teniendo como eje la comparación del agua, como elemento natural, al agua viva como vital para el espíritu.

Y esta agua viva viene como un don de Dios, es decir un regalo de Él para la humanidad, disponible para saciar cada necesidad del alma. Sin embargo, está sujeto a la solicitud de quien la necesite.

Cristo vino al mundo para brindar a todo aquel que lo requiera, el agua de vida. No podemos esperar a que nos la den. Tenemos que pedirla. 

Esta conversación es muy interesante porque, hasta este punto, la samaritana no está al tanto de la connotación de lo que se está hablando. Dios mismo, el dador de esta agua,  le está diciendo: “Pídeme que yo te daré”. En otras palabras, no existen condiciones  para que adquirirla, es solo cuestión de solicitarla.
Jesús está disponible para todos. Pero más aún está en frente nuestro diciéndonos: “Pídeme”.


¿Qué responderemos?



Josías Ortiz González

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