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martes, 18 de septiembre de 2012

Conversando con Jesús: Parte II


Lectura: Juan 4: 11-15
“Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta”


Jesús tuvo un encuentro, muy particular. Luego de haber caminado algunos 50 kms, estaba cansado, se detuvo en Sicar, una ciudad de Samaria y decidió descansar en el pozo de Jacob. Allí se encuentra con una mujer y entablan una conversación, acerca del agua, a razón de Jesús haberle pedido un poco para hidratarse.

Las diferencias historicas entre samaritanos y judios afloraron, sin embargo, Cristo guía la conversación hacia lo más importante: La necesidad del alma.

Luego de esto, ella pide que le provea del agua de vida que está ofreciendo Jesús. Él accede, instandole a que llame a su esposo para compartirla con él. Pero ella no tenía, se había casado cinco veces y la relación actual era una union libre.

Esta segunda parte de la conversación nos hace ver que estamos al descubierto delante de Dios. No hay nada que podamos ocultarle. Él sabe todo de nosotros.

Por lo tanto, seamos libros abiertos delante de Él. No tratemos de esconderle nada. A Dios le gusta que seamos honestos. Ella no lo ocultó, fue sincera durante toda la conversación y, por haberlo sido, su alma fue saciada.

Permitámosle que escriba en nuestros corazones Su Palabra; de manera que marquen nuestras vidas, y que cada palabra quede impresa con tinta indelebe, moldeando cada paso que demos. Sin tener nada que ocultarle a nuestro Dios.

Él desea que sostengamos una relación de confianza. En donde no tengamos temor de acercanos a Su presencia y decirle aquello que nos preocupa. El libro de Hebreos dice que nos podemos acercar confiadamente ante trono de la gracia para alcanzar misericordia y encontrar ayuda para el oportuno socorro.




Josías Ortiz González

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