“… y me seréis testigos”
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Un testigo tiene la función de
dar fe de un acontecimiento. Es quien, según el diccionario de la Real Academia
Española, presencia o adquiere directo y
verdadero conocimiento de algo. Existen dos elementos que determinan la esencia
del testigo: Ha presenciado y tiene el conocimiento.
Dios nos ha dado la oportunidad
de experimentar la salvación, y de conocer a Jesús a través de ella. Nuestras
vidas cambiaron con el fin de ser parte del reino de los cielos y de esparcir
la semilla del evangelio. Jesús nos ha hecho Sus testigos.
No somos salvos para conquistar,
o arrebatar, o ser reyes ni reinas, o para declarar nada. Fuimos llamados a
vincular la humanidad a Cristo, y con Él, reunir todas las cosas; las que están
en los cielos y en la tierra.
Es cierto que existen voces que
anuncian que tenemos que posicionarnos, y empezar a declarar que el mundo esté
a nuestros pies, porque somos “Reyes y Sacerdotes”. Sin embargo, no existe
ningún tipo de referencia bíblica que soporte este “super humano” que tiene a
su disposición a Dios para satisfacer sus caprichos.
Dios nos llama a ser mansos y
humildes de corazón. Nos invita a amar a nuestro prójimo. Pablo dice: sed imitadores de mí como yo de Cristo.
Lo que significa que si seguimos lo que Él plantea, tenemos que estar
dispuestos a dar nuestra vida por la salvación de un alma.
Cristo vino a salvar lo que se había perdido
Josías Ortiz González
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