“…sino para que el mundo sea
salvo por él”
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Jesús se sacrificó por la
humanidad. Accedió a permitir ser lacerado, humillado y torturado. El profeta
Isaías dice: Molido por nuestros pecados,
en otras palabras, fue maltratado y abusado por cada uno de nosotros.
La pregunta que puede surgir es
¿Por qué? ¿Qué hace que Dios entregue a un Hijo, y que este obedezca a Su Padre
de manera voluntaria? En una sola palabra, Amor.
Todo esto es motorizado y
canalizado porque Dios nos amó. ¿Y por qué nos ama? Porque somos Su creación, y
compartimos con Él algo que nada en la creación puede compartir.
Al analizar el proceso creativo
vemos que Dios el día seis varía el ritmo, y empieza diciendo: “Hagamos” que
sugiere crear de la nada, mientras que las demás criaturas vivientes fueron
creadas según su género, nosotros fuimos
hechos según un género celestial; somos
semejanza de Dios.
Él nos ama porque tenemos Su
naturaleza, Su esencia en un soplo. Dios no está amando algo que es ajeno a Él,
todo lo contrario, al compartir Su esencia con nosotros, nos ha simpatizado
consigo mismo. En otras palabras creó un vínculo distinto a los demás. Sin embargo el pecado lo trastornó todo y lo
que una vez compartimos con Él, a plenitud, se disipó y solo una muestra de amor podía
restaurarlo.
Cristo se entregó por amor para
generar la salvación haciendo que valga la pena todo el dolor y el pesar que
Cristo padeció.
Cuán grande es el amor de Dios.
Josías Ortiz González
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