“…Cristo murió por nosotros.”

Ahora, debemos diferenciar el
precio de algo del valor que tiene. Como dijimos el precio está vinculado,
estrechamente, al factor del costo. Mientras que el valor está sujeto a la
percepción. Relacionado a la
satisfacción de una necesidad.
Pablo, en la carta a los Romanos,
plantea que la muestra más evidente del amor de Dios es que, por encima de
nuestra condición de pecadores, Cristo murió por nosotros.
Dios hace tangible Su sentir a la
humanidad a través de la muerte de Cristo. Dándonos la opción de vida. Sin
embargo, aunque el precio fue alto, en función de un costo igualmente alto (la
vida de Jesús). No necesariamente es valorado en su justa medida.
La carta a los Hebreos dice: ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos
una salvación tan grande?
Hay personas que no valoran el
sacrificio de Cristo en la cruz. Tiran por el suelo el alto precio pagado, e
ignoran lo costoso de este. Pero más aún lo determinante que ha sido para la
humanidad. Cristo se hizo hombre, sin estar obligado a hacerlo; y voluntariamente decidió entregarse por toda
la humanidad. Él murió para darnos vida. Una nueva oportunidad de
reconectarnos con Dios.
De manera que, te invito a meditar
en el sacrificio, por amor, hecho por Jesús. Valorándolo en su justa
medida. Guardando esta salvación tan
grande puesta en nuestras manos. Siguiendo Sus preceptos. Andando en el camino
que Él trazó para nosotros. Ocupémonos
de ella con temor y temblor
(Filipenses 2:12)
Valoremos esta salvación tan
grande.
Josías Ortiz González
No hay comentarios:
Publicar un comentario