“Sed imitadores de mí, así como
yo de Cristo”
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El apóstol Pablo en su carta a los Corintios hace
alusión a este planteamiento, al sugerirles a los corintios que le imiten a él,
en la forma en que él imita a Cristo.
Un imitador es aquel que copia el
comportamiento, los gestos, y tono de voz de alguna persona. Debe tener la
capacidad de fijarse en los detalles que caracterizan a esa persona. Y su éxito
descansa en lograr abstraerse de su identidad para asumir una nueva.
Pablo nos invita a abstraernos de
nuestra identidad e imitar a Cristo. Eso significa que hablemos como Él,
caminemos como Él, pero más que todo, sintamos como Él.
Jesús es nuestro modelo a seguir.
En Él se resume la voluntad y satisfacción de Dios. Si logramos imitarlo,
enfocándonos en los detalles, Dios nos verá como Sus hijos, ya que no nos
mirará a nosotros sino a Cristo en nosotros.
Génesis registra que en el
proceso creativo de Dios, al decidir crear al hombre dijo: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
Dios nos creó para que seamos
como Él, siendo Su imagen y semejanza. Y
la manera idónea para alcanzar este objetivo es siendo imitadores de Cristo.
Ahora ser imitador, en este
contexto, no se limita solo a personificar; sino que se extiende a permitir que
Él se manifieste a través de nosotros. Asumiendo Su ideología y siguiendo Sus
pasos descritos en la Palabra de Dios.
De manera que al asumir Su
Palabra, imitamos a Cristo, siguiendo el ejemplo plasmado en las Escrituras.
Josías Ortiz González
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