Hay una canción que dice: “Quien no sabe de amor no sabe nada... no sabe la ilusión de hablar con la mirada, no sabe cómo sabe aquel que ama por donde va la noche a la mañana...Quien no sabe de amor camina solo... sin rumbo, sin pasión, sin compañía... quien no sabe de amor no sabe el día que acabo del temor lo pierda todo”
Una vez sentados a una mesa dos personas y yo conversabamos sobre diferentes tópicos. Uno de ellos fue el amor que sentía una de las miembras de la mesa hacia su novio. La otra persona en cierto sentido “aconsejó” a la joven que no “debia” amar con tanta intensidad. Cuando ella enunció eso me puse a meditar en ese mismo momento y le hice saber mi desacuerdo con el mismo; he hice el siguiente cuestionamiento ¿Qué tanto es mucho amor?, ¿Cómo se mide la intensidad del amor?
Dios puso en nosotros sentimientos para usarlos, entre ellos esta el amar, teniendo una importancia tal que en 1ra Corintios es priorizado por encima de la Fe y la Esperanza. En nuestras vidas Dios ha permitido que tengamos relaciones de amor con aquellas personas especiales. Personas que han cautivado nuestros sentidos y anhelos de una manera inigualable. Seres que de un momento a otro son estrellas que alumbran nuestro camino. Por lo tanto, si en este momento existe alguna persona en nuestras vidas que llena ese vacío y suple esa necesidad... por qué no conservarlo.
Es hermoso para mi ver a mis padres que aún pasa el tiempo el amor se intensifica de una manera increible. Es algo que de verdad me llena de alegría. Muchas veces por miedo a la decepción, fracaso, o cualquier otro temor perdemos grandes cosas con personas y hacemos caso de un dicho muy famoso que dice mas o menos de la siguiente manera: “Si amas algo dejalo ir. Si regresa es porque es porque era tuyo, si no es porque nunca lo fue”. Contrario a este dicho yo digo: “Si amas algo, amalo con pasión... porque no sabes cuando se puede ir y si se va quizás nunca ha de regresar”.
Por lo tanto no midamos qué tanto amamos... solo amemos... Dios nos muestra que el amor es por sobre todas las cosas, aún más grande que cualquier tipo de enseñanza de salvación, ya que esta es el resultado del amor de Él hacia la humanidad que se refleja en una entrega de su hijo al morir en la cruz.
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