“Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”

Se da por entendido, en las comunidades eclesiásticas, que este verso, hace alusión a la cruz como una problemática situacional. Por ejemplo, si en una pareja, uno de los cónyuges no es cristiano y el otro sí. Siendo el primero obstáculo para el segundo; entonces, quien es creyente, carga la cruz llamada “Cónyuge no cristiano”
Al analizar el contexto de lo que
plantea Jesús en esta porción de la
Palabra. Nos daremos cuenta que la cruz no se refiere a esto. Las situaciones están
sujetas a cambio de los factores que las generan. Si la pareja acepta a Cristo,
el factor determinante cambia, ergo la situación. Dejando sin efecto la función
de la cruz. Desvirtuando todo el concepto.
Debemos tener en cuenta algo muy
importante: La cruz es única y permanece hasta que se escuche “Consumado es”.
Representa juicio y muerte. Llevarla implica el recorrido hacia nuestro destino
final.
Jesús dice: Si alguno quiere venir
en pos de Él, entonces, debe tomar la decisión de cargar la cruz.
¿Qué quiere decir esto? Que la
cruz nos hace ver que estamos muertos. Pero ¿Muertos a qué? al mundo que
acabamos de rechazar. Es la evidencia,
el recordatorio, para todo aquel que sigue a Cristo. Es la sentencia de muerte al
mundo. De manera que ya no existimos para el pecado o para el mundo. De ahora
en adelante existimos, sola y exclusivamente para Cristo.
Sin cruz es imposible ser seguidor.
Pero al mismo tiempo, esa cruz un día,
nos glorificará en Cristo.
Tomemos nuestra cruz
Josías Ortiz González
No hay comentarios:
Publicar un comentario