“Y de igual manera el Espíritu
nos ayuda
en nuestra debilidad…”

Haber sido ayudado representa un
alivio para nosotros. Nos sentimos apoyados y acompañados.
El Espíritu Santo está disponible
para ayudarnos. Él está dispuesto a tendernos la mano y brindarnos la luz que
necesitamos en los momentos de oscuridad. Es nuestro ayudador.
Existe un término griego que se
utiliza en la Biblia, Paracleto. Se define como “una persona llamada a estar al
lado de otra” y hace referencia, en varias ocasiones, en el libro de Juan hacia
el Espíritu Santo.
Este se aplica a la persona del
Espíritu Santo porque es quien está presente. Esta presencia se enmarca dentro
de la disponibilidad, es decir, el paracleto no mide tiempo ni hora para
prestar ayuda. Siempre está dispuesto a asistir. Y lo hace de manera
voluntaria.
Con todo esto queremos decir que
Él no es una figura divina decorativa. No está ahí, en un estado etéreo; todo lo contrario, Su presencia es constante y fiel. Está presente en cada
momento de nuestras vidas y si le damos acceso está dispuesto a ayudarnos.
No perdamos de vista, ni ignoremos
el recurso ilimitado que se encuentra en el Espíritu Santo. Él está ahí para
asistirnos. Darnos la mano. Aligerar nuestra carga. Acompañándonos en todas las
facetas de nuestra vida.
El Espíritu Santo es nuestro
ayudador
Josías Ortiz González
No hay comentarios:
Publicar un comentario