“Y al pasar, vio a Leví hijo de
Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y
levantándose, le siguió.”
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Sin embargo responden “Estoy
esperando que Él me llame” o “Estoy esperando que Él me toque”. Pudiéndose
interpretar como que su estatus actual depende de Dios. Y que Él tiene que dar
el primer paso en esta relación.
Al contrastar esta realidad con
el ejemplo de Mateo, nos damos cuenta que, aunque bien es cierto que quien
convence de pecado es el Espíritu Santo, no es menos cierto que al final, todo
se resume a tomar la decisión de seguirle.
Ahora ¿De dónde nace esta decisión?
Del convencimiento de la necesidad de Cristo, y de tomar la decisión de
cambiar. Cuando se logra entender lo vital de vincularse a Dios y la
implicación de desvincularse de un estilo de vida que no agrada a Dios, es
cuando la persona da el primer paso. Un paso que viene a razón de reconocer
nuestra condición de pecador(a) y la necesidad que tenemos de ser libres en Él.
Basado en el relato bíblico, al
parecer, Mateo no estuvo dubitativo en su decisión de seguir a Cristo.
Solamente accedió al llamado del Maestro.
La pregunta que surge es ¿Responderemos
al llamado a razón de un convencimiento, o postergaremos nuestra decisión a
razón de un sentir?
Es cuestión de una decisión
Josías Ortiz González
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