“…tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”
Hebreos 6:18
El
5 de Marzo del 2013 marca un hito en la historia mundial y, más
específicamente, en Latinoamérica. El presidente de Venezuela, Hugo
Chávez Frías, cede ante un cáncer que culmina su vida.
El 18 de
febrero, escribió en su cuenta de twitter: “Sigo aferrado a Cristo y
confiado en mis médicos y enfermeras. Hasta la victoria siempre!!
Viviremos y venceremos!!!”
Dando a entender que en su vida hubo
un encuentro con Cristo. No puedo asegurar que sostenía una relación
con Dios; ahora, no es menos cierto que al utilizar el término aferrado
sugiere que hubo un espacio de esperanza. Una en la que Cristo pudiera
revertir el destino sentenciado por la enfermedad que adquirió.
El
resultado no fue el que esperábamos, sin embargo lo relevante de esto
no es el desenlace, que nos sorprendió a todos; sino que, aún cuando el
pronóstico fue adverso, Jesús se convirtió en su fuente de esperanza.
La
muerte es una realidad ineludible en los seres humanos. Sin embargo,
no es lo mismo vivir esta realidad aferrado a Cristo. Ya que se asume la
voluntad de Dios como buena y válida, más allá del final de la
historia.
Aferrarse a Cristo significa pasar al plano de la fe.
En donde Él tiene la capacidad de disponer de ella en el momento que
decida. Sabiendo que en Sus manos estamos seguros.
La pregunta que surge es ¿A quién te aferras? ¿Sobre quién has puesto tu esperanza?
Te
invito a que la pongas en Cristo, en el cual hay seguridad de que si
nos aferramos, en esta vida o la siguiente, estaremos apegados a una
esperanza de vida eterna.
Josías Ortiz González