Lectura: Juan 15: 1-7
“…Gozaos conmigo,
porque he encontrado mi oveja que se había perdido. ”
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El capítulo 15 del
Evangelio de Lucas registra tres parábolas enfocadas al valor de la vida para
Dios. Esto a raíz de los
comentarios hechos por los fariseos y escribas de que Jesús se acercaba a los
publicanos y pecadores para oirles. Pero ¿Por qué lo hacía? Porque Él vino a
rescatar lo que se había perdido.
En esta parabola
Jesús los confronta diciendo: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas,
si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras
la que se perdió, hasta encontrarla?”
Cristo los está enfocando,
no desde la perspectiva de la oveja, sino del pastor. Llevandolos a valorar la
vida del pecador en función de una inversion hecha.
En otras palabras,
les está diciendo que en cada vida humana hay intereses de Dios. Que no quiere
perder. Y está dispuesto a dejar solas 99 seguras e ir a rescatar aquella única
extraviada. Por lo que el costo que implica perderla, es mayor que ir a
buscarla, curar sus heridas y traerla de vuelta al redil.
Para Dios, una vida
perdida es incalculable. Representa la invalidez del sacrificio de Jesucristo
por la humanidad. Por lo tanto, cada uno de nosotros es valioso para Él. Somos
Su tesoro más preciado, tanto que estuvo dispuesto a dar Su vida en la cruz
para que nosotros vivamos.
Él nos ama.
Josías Ortiz González
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