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lunes, 24 de diciembre de 2012

Salmos de David: Salmo 63


Lectura: Salmo 63
“Dios, Dios mío eres tú...”

En el Salmo 63 David nos lleva a un clamor. Un grito desesperado por el deseo que tiene de Dios; haciendo alusión a la necesidad de ingerir agua en un lugar donde no existe la más remota posibilidad de encontrarla, en tierra seca y árida. Dejándonos ver que su necesidad de conexión divina es cuestión de vida o muerte. Su alma tiene sed de sentir la presencia de Dios.

Esto por tres razones: Primero, porque estar cerca de Dios representa ver Su gloria. Admirar la grandeza del Creador de los cielos y de la tierra (v2). Segundo, porque Su misericordia es mejor que la vida (v3)  dando pie a que de sus labios salgan alabanzas a Él. Y tercero porque Dios ha sido su socorro (v7); es decir, ha visto la mano de Dios en los momentos de dificultad.
De manera que Dios no es algo opcional para él, todo lo contrario, Él representa el elixir de su vida en tres formas, viendo Su gloria, recibiendo Su misericordia y siendo alcanzado por Su socorro. Él es el centro que marca su existencia. Por lo tanto, el solo hecho de pensar estar lejos de Él le hace sentir como en un desierto sin agua.
Dios es la vida misma, y nosotros dependemos de Él, por lo tanto, nuestra búsqueda de Su presencia debe ser en función de que sin Él estamos perdidos; carecemos de sentido, y nuestras vidas dejan de ser.
David nos invita a  conectarnos a Dios, porque a través de ella lograremos  ver Su gloria;  porque Su misericordia es mejor que la vida y porque ha sido nuestro socorro en los momentos de tribulación.

 



Josías Ortiz González

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